A la brava, los “guapetones” imponen sus prácticas anarquistas en las calles del Táchira

Los usuarios de las redes sociales en el estado Táchira resultaron conmocionados el pasado fin de semana con las imágenes del accidente en el que perdió la vida el Comisionado de la Policía del Estado Táchira Wilmer Suárez Herrera, quien a bordo de su moto se dirigía desde el municipio Torbes, donde residía, hacia su puesto de trabajo en la Comandancia de Policía, en San Cristóbal, cuando fue chocado de frente por otra moto que circulaba en contra vía.

El veterano policía, con más de 20 años al servicio de la institución, no tuvo tiempo de maniobrar para evadir el impacto que finalmente fue fatal y murió casi de manera instantánea. El conductor de la otra moto resultó herido y su imprudencia fue registrada por una cámara de vídeo ubicada en el lugar, gracias a la cual se logró determinar que conducía en sentido contrario, es decir, invadió la vía por la que circulaba el Comisionado Suárez.

Estas trágicas escenas, consecuencia de la serie de abusos y tropelías que conductores irresponsables suelen cometer frecuentemente, son reseñadas a diario por los medios de comunicación y las redes sociales. Y, según estas reseñas, muchas de ellas basadas en partes y boletines oficiales, el saldo de esta situación de anarquía generaliza que impera en las calles y carreteras del estado Táchira, es cada día más preocupante.

La amenaza de los “guapetones”

No hace falta ir muy lejos para conseguirse con conductores “guapetones” que ya han convertido en moda y costumbre violar las flechas o señalizaciones de tránsito y abusivamente arremeten de manera amenazante contra los demás vehículos.

Buen número de autos particulares, así como buses, camiones y motos, han hecho de esta manera abusiva y hasta criminal de conducir, una práctica cotidiana, ante la pregunta de la colectividad alarmada: ¿dónde están las autoridades responsables de regular el tránsito automotor y el orden público? ¿Por qué no los retienen y los sancionan? ¿Hasta dónde se va a permitir esta situación de anarquía generalizada?


Lo de las prácticas criminales y abusivas de muchos conductores que se creen dueños de las calles y con poderes especiales para violar las leyes y atropellar a los demás ciudadanos, es apenas un capítulo del ya enorme expediente de desorden y desobediencia colectiva de las leyes y las normas de convivencia. A esto hay que agregarle otros azotes que también se creen con inmunidad: los que se adueñaron a la brava de los espacios públicos para montar ventas de alimentos, ferias, panaderías, fruterías y hasta caucheras, auto-lavados y talleres mecánicos.

Derechos, pero en el papel

Y es que la colectividad parece indefensa ante el desborde de estos escenarios de desorden público y anarquía, en los que aparentemente prevalece la razón de los más fuertes, frente a los derechos ciudadanos, supuestamente consagrados en la Constitución, las leyes y sus reglamentos y las ordenanzas locales.

Porque, ciertamente, el papel aguanta todo. Las leyes y ordenanzas, en teoría, “regulan” todo, pero, basta con observar los enormes vertederos improvisados de basura y escombros, la quema descontrolada de residuos sólidos, la obstrucción de vías con diversos tipos de objetos, construcciones ilegales, robo de cables, tubos, avisos y en fin, toda una serie de hechos irregulares que ocurren con frecuencia en San Cristóbal, Cárdenas y municipios vecinos, sin que las autoridades civiles y militares realicen esfuerzos serios de control y prevención para devolverle la tranquilidad a la gente.

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¿Por qué no los multan y los intervienen? Es lo que todos se preguntan. Organismos como la Policía Nacional Bolivariana y las Policías Municipales de San Cristóbal y de Táriba, con competencias en materia de tránsito y de control urbano, ni siquiera se inmutan cuando se encuentran con estas escenas de anarquía impuestas por los abusadores que se estacionan en doble fila y obstruyen una vía simplemente porque les da la gana. Sin embargo, inexplicablemente las unidades de policía que circulan por el lugar, se hacen los “bolsas” y pasan por un ladito, para no complicarse mucho la vida.

¿Es este el tipo de autoridad que necesita esta sociedad para salir adelante? ¿Cumplen estos órganos de seguridad y control con los extremos y los estándares mínimos para ser evaluados como “competentes”? ¿Realmente están preparados para cumplir dichas funciones? ¿Quién diseña las políticas de seguridad y orden público en sus respectivos Estados Mayores? ¿Por qué permiten que los infractores hagan lo que les da la gana?


Muchas preguntas por responder

Mientras buscamos las respuestas, por allí deben andar los abusadores circulando con su carros y motos en contra vía, rodando por las aceras, estacionando en doble fila, atropellando peatones, arrojando y quemando basura y, en fin, haciendo lo que les viene en gana en los espacios que son de todos los ciudadanos y no de unos cuantos anarquistas a quienes nadie quiere sancionar.

Luis Padilla Niño

Tariba_aldia@yahoo.com

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