CONEXIÓN CÁRDENAS (12-09-2022): Paso de vehículos particulares a Colombia sigue en veremos


El pasado viernes (9), casi de manera simultánea, los presidentes Nicolás maduro y Gustavo Petro anunciaron a través de sus redes sociales la decisión de autorizar la apertura de la frontera entre Venezuela y Colombia a partir del 26 de septiembre. Informaron sobre la reanudación de la conexión aérea entre ambos países y del transporte de carga. Sin embargo, no dieron mayores detalles sobre el paso de vehículos particulares y de personas y el uso que se le dará a cada uno de los puentes que conectan a ambos países entre Táchira y Norte de Santander.

Como era de esperar, el optimismo se los sectores empresariales y comerciales no se hizo esperar, así como la cadena de anuncios y declaraciones de prensa de actores políticos y gremiales de ambos países. Pero mientras esto sucedía, surgían interrogantes sobre el estado de las negociaciones que se vienen desarrollando entre delegados de ambos gobiernos para que los vehículos venezolanos puedan cruzar los puentes Francisco de Paula Santander y Tienditas, superando limitaciones de orden técnica y legal que, según voceros colombianos, impedirían a estos automóviles ingresar a territorio colombiano.

¿Entonces para cuándo?

Disposiciones legales del vecino país exigen que todo vehículo automotor cuente con un Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito, SOAT, así como con una revisión tecno-mecánica y de emisión de gases, practicada por el órgano competente, que garantice las óptimas condiciones de la unidad. Estas exigencias aparecen contempladas en el pliego de peticiones que las autoridades y gremios de Norte de Santander presentaron al Presidente Petro, tras las mesas de trabajo realizadas en Cúcuta, en las que también se incluyó la restricción del acceso de vehículos venezolanos a determinadas áreas de la ciudad, así como la propuesta de implementación de un plan de “pico y placa” en los municipios tachirenses Bolívar y Pedro María Ureña, para armonizar los días de parada por terminal de placa, con el calendario que es aplicado en el área metropolitana de Cúcuta.


Sobre la revisión tecno-mecánica y de emisión de gases, la propuesta contempla que ésta sea realizada por el organismo competente en Venezuela, siempre y cuando sea previamente homologada con los estándares y metodología empleados en Colombia, de manera que tenga validez en ambos países. Sobre la contratación del SOAT, que ampare a los conductores venezolanos en caso de cualquier accidente en territorio colombiano, no se conoce si existe alguna propuesta sobre este otro punto, que resulta una traba difícil se superar, debido a los altísimos costos de dichas pólizas en el vecino país.

En La Parada comienza la cosa

Sobre la reapertura fronteriza y otros temas habló Vladimir Lindarte, secretario de gobierno del municipio Villa del Rosario de Norte de Santander. El funcionario explicó que han sostenido encuentros con directivos de Invías y de Migración Colombia para proponer que la apertura de la frontera sea organizada y responsable. Expresó preocupación por los vehículos que vayan de Venezuela y no tengan el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito. Si atropellan a una persona y no tienen seguro, ¿qué pasa en ese caso?, se preguntó.

Y si el carro es chimbo, ¿pasa o no pasa?

Al secretario de gobierno de Villa del Rosario también le preocupa la suerte de los miles de vehículos con matrícula venezolana que fueron regularizados en Norte de Santander, en caso de que sus titulares decidan circular por territorio venezolano. Lindarte se refería a los miles de automóviles venezolanos que fueron llevados en los últimos años a Colombia, muchos de ellos de manera irregular, incluso estando solicitados por las autoridades venezolanas, pese a lo cual fueron legalizados por el gobierno de Iván Duque, que emitió un Decreto que permitía la “internación” de dichas unidades. Muchas de ellas fueron pasadas por los caminos verdes, sin que su estatus fuera verificado por los canales correspondientes en los sistemas del INTT y del CICPC venezolanos.


Sencillamente, se saltaron procedimientos básicos para determinar la autenticidad del certificado de propiedad y la tenencia del carro. Esto ocurrió porque Duque se negaba rotundamente a autorizar cualquier tipo de contacto con alguna autoridad venezolana, e incluso suspendió la cooperación policial e institucional que ameritan este tipo de situaciones. Y por esa vía se colaron numerosos autos “chimbos”, que entraron clandestinamente a Norte de Santander y luego fueron “internados” por decreto presidencial.

Dicho de otra manera: es muy probable que muchos de los vehículos que fueron llevados irregularmente a Colombia e “internados” bajo el amparo del decreto presidencial, pudieran estar actualmente solicitados por los sistemas del INTT, CICPC y otros organismos de seguridad venezolanos. ¿Ser o no ser? ¡He ahí el dilema!

El hampa vivita y coleando

El otro aspecto que preocupa sobremanera a las autoridades municipales de Villa del Rosario, cuando restan apenas días para la reapertura de la frontera, es la inseguridad reinante en la región, en especial en La Parada, donde operan varios grupos al margen de la Ley. Allí hay desde paramilitares, cobradores de vacuna, y atracadores, hasta carteles de narcotraficantes y guerrillas izquierdistas. De igual modo es un azote la invasión de espacios públicos, que están totalmente copados por los comerciantes informales, quienes se adueñaron de cada centímetro de dicho corregimiento para ofrecer sus productos y servicios, contribuyendo con la anarquía y la inseguridad reinante, a sólo metros del puente internacional Simón Bolívar.

Hoja de ruta con muchas aristas


El gobierno de Gustavo Petro se ha propuesto relanzar a Norte de Santander como polo de desarrollo comercial e industrial y así lo prometió en su campaña. Y para ello su busca explotar al máximo las potencialidades que le ofrece la frontera con Venezuela. Sin embargo, en esta oportunidad hay una hoja de ruta trazada y los sectores más representativos de Norte de Santander coinciden en la necesidad de evitar el caos vehicular, contener la inseguridad y adoptar nuevas políticas migratorias. Y así se lo han hecho saber a los planificadores de Bogotá y a los responsables de orientar la relación bilateral. Hay mucha tela que cortar para que se dé la apertura “plena” de la frontera, como lo desean ambos gobiernos. Algunas personas hasta creen que el paso de vehículos particulares no se dará y apenas se otorgarán licencias a la carga pesada y a algunas empresas de transporte público. Y creemos que durante mucho tiempo más será así.

Luis Padilla Niño




 


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