CONEXIÓN CÁRDENAS (06-06-2022): Las leyes son para cumplirlas, no para negociarlas ni relajarlas



El comportamiento de algunos usuarios de espacios públicos como plazas, parques, zonas comerciales, oficinas gubernamentales, áreas residenciales e incluso al conducir vehículos de cualquier tipo, parece indicar que muchos de ellos viven en permanente estado de desacato o desobediencia de las leyes y de las reglas de convivencia más básicas que existen en toda sociedad. Entendemos que durante mucho tiempo ha habido excesiva permisividad y tolerancia con los infractores. Pero las leyes no son para relajarlas ni para negociarlas. Así que las autoridades que han permitido que se llegue a los niveles de desorden y bravuconería actuales, tienen una importante cuota de responsabilidad.

A mucha gente se le olvidó -o no lo saben- que la ignorancia de las leyes no es excusa para su incumplimiento. Y es lo que se está viviendo actualmente, cuando quieren meter en cintura a tanto infractor que hace lo que le da la gana. Es una proeza conseguirse con un conductor que cumpla al pie de la letra la Ley de Tránsito. Cada quien la interpreta como mejor le parece. Muchos acostumbran a estacionarse en lugares prohibidos, hacer cruces ilegales, violar señales y semáforos en rojo y conducir a velocidad que excede los límites permitidos. Igual situación se presenta con algunos comerciantes y vendedores informales que decidieron agarrarse aceras, calles y otros espacios para colocar sus mercancías, tarantines, ferias de verduras, pescaderías, etc. Otros, igual de guapos, no esperan la llegada del fin de semana para colocar estridente música a todo volumen en sus casas, negocios y en sus vehículos, sin importarles la contaminación sónica que generan, perturbando la tranquilidad de muchas personas más.

Y lo peor es que se creen con derecho. Desafían a la autoridad y a quienes los denuncian. Levantan el hacha de la guerra y cazan una pelea con quien sea, sin importarles el derecho de los demás a vivir en paz. Desconocen además el imperio de la ley y la investidura de las instituciones, agreden a sus vecinos e insultan en las redes sociales cuando se sienten aludidos. ¿En qué momento llegamos a este extremo? Es impreciso decirlo. Por ninguna razón se puede volver a la barbarie. La sensatez, el orden y el buen sentido deben prevalecer.

Trabajos en Arjona y por fin en La Molinera


Los trabajos de recuperación de la calzada y los drenajes en el sector Arjona, son de mayor calado de lo que muchos suponían. Las cuadrillas de la alcaldía de Cárdenas llevan más de una semana en el lugar y debieron interrumpir el tránsito para poder abrir el pavimento, construir nuevos drenajes y bocas de visita y canalizar las aguas servidas. Además, tendrán que reforestar un sector que fue intervenido como parte de la ejecución de la obra, que es apoyada por la Misión Barrio Nuevo Tricolor. Este es apenas uno de los tantos “detalles” que tiene esa vía, no sólo en este punto, sino desde su propio origen, en Las Vegas de Táriba, donde comienza la regresiva que de igual modo está a punto de colapsar.

Muy cerca de allí, está la cuesta La Molinera, que desde Las Vegas conduce hacia Palo Gordo, El Junco, Sabaneta, Gallardín, Paramillo, etc. Después de años esperándolo, y pidiéndoselo a los alcaldes que anteriormente gobernaron el municipio Cárdenas, por fin esta regresiva será objeto de mantenimiento. Ojalá y los trabajos que iniciaron hace unos días no se queden simplemente en cortar maleza y limpiar las cunetas, ya que allí lo fundamental es reparar la vialidad, que está totalmente destruida, con unos enormes baches que ya han ocasionado varios accidentes e innumerables daños a vehículos, camiones, buses y motos. El anuncio oficial indica que recuperarán, entre otras cosas, los “paños de pavimentación”. Y, repetimos, ojalá y esto se traduzca en tapar los enormes cráteres, rehabilitar esta vía, hacerla apta para el tránsito automotor.


En la Cuesta la Molinera comparten instalación la escuela Rafael Álvarez y el núcleo Táchira de la UNELLEZ, que labora incluso los fines de semana. También existen en el sector varios conjuntos residenciales. Pero su importancia estratégica radica en que es la vía alterna cada vez que el paso desde Táriba hacia San Cristóbal, por la autopista, es interrumpido. Es por allí por donde muchas personas se desplazan diariamente desde los municipios Guásimos, Cárdenas y Andrés Bello hacia la zona industrial de Paramillo, Pueblo Nuevo y la parte alta de San Cristóbal. Por ello, no es justo que gobernantes indolentes hayan dejado que esta vía llegara al grado de deterioro que presenta hoy. Ojalá y de verdad la arreglen, le hagan trabajos de calidad y duraderos y no remiendos. Miren que la gente es agradecida. Pero también está pendiente de la ejecución y la calidad de las obras públicas.

Los “tarantines” de Las Vegas

Las Vegas de Táriba se convirtió con el paso de los años en un importante polo residencial y comercial del municipio Cárdenas. En dicho sector se pueden encontrar desde farmacias, laboratorios y consultorios médicos, hasta hipermercados, talleres mecánicos, salones de belleza, loncherías, ferreterías, escuelas, liceos y hasta una universidad. La economía informal, verdureros y otras ventas callejeras, no han sido la excepción. Crecieron al ritmo del comercio local y de la misma crisis que llevó a muchas personas a montar sus “rebusques” y tarantines en cualquier punto que resultara atractivo para impulsar sus ventas. Y pronto un importante trecho de la vía principal de Las Vegas, que conduce a El Junco, Arjona, Palo Gordo, San Rafael, Cordero y a la zona de montaña, comenzó a lucir cual mercado Pequeños Comerciantes, con espacios de uso público como aceras, áreas verdes, pasos peatonales y calzada copados, lo que ha desencadenado desorden y un importante impacto vial debido a que muchos usuarios suelen estacionar sus vehículos en doble fila para hacer sus compras en la improvisada feria de alimentos y otros artículos. El congestionamiento que se forma en los alrededores de las ventas callejeras se concentra básicamente en las cercanías del puente, la estación de servicio y en el distribuidor Las Vegas, hasta el CDI y la cuadra del “árbol de mamón”.

Y al parecer la alcaldía del municipio Cárdenas ha decidido poner orden en este sector y, según un anuncio hecho recientemente por dicha dependencia, se iniciará un censo con el fin de determinar el número exacto de comerciantes ubicados en los espacios públicos de la vía principal, con el fin de emprender su reordenamiento. En principio evaluarán quiénes cumplen los requisitos para mantenerse en determinados espacios y quiénes no. En este último caso, según se desprende de un comunicado oficial de la alcaldesa Marta Gallo en la red social Twitter, se procederá a una reubicación concertada con los responsables de cada venta. Ojalá dicha reubicación, así como el reordenamiento del sector, se realicen con criterios técnicos, sensatez y considerando el derecho de éstas personas a ganarse la vida. Demás está decir que no se puede permitir que una vía tan transitada sea invadida por tarantines y obstáculos de todo tipo y violando los derechos de los demás. En realidad es un asunto de vieja data al que se le ha dado largas. Pero en resumen de cuentas, es un número manejable de puestos. Ojalá y se logre consenso y nadie resulte perjudicado. Y, de paso sea dicho, es buena la ocasión para hacerle un cariñito a la zona, donde la capa asfáltica presenta numeroso baches.

Tucapé también tiene derecho

Los vecinos de Tucapé, populoso sector del municipio Cárdenas, han decidido organizarse para solicitar a la alcaldía y a otros entes gubernamentales un conjunto de soluciones para esa comunidad, que alberga a más de mil familias y que desde hace muchos años esperan la reparación integral de la vialidad y los servicios públicos en general. Consejos comunales y voceros de dicho sector sostuvieron una primera reunión con la alcaldesa Gallo y con los concejales que integran la comisión de Servicios Públicos. Dejaron sobre la mesa una serie de peticiones como el arreglo de las vías de acceso desde la autopista, así como las calles y aceras de los sectores residenciales. También requieren la construcción de un retorno seguro en el separador de ambos canales de la autopista y de un muro de contención en el túnel que se encuentra en la entrada. La lista de peticiones incluye también reparación de drenajes, baches, filtraciones de aguas servidas e iluminación. Son tantos los problemas de Tucapé, que indiscutiblemente se necesita de la atención no sólo de la alcaldía, sino también de la gobernación del Táchira, Hidrosuroeste, Corpoelec, Instituto de Vialidad, Corpotáchira, Barrio Nuevo Barrio Tricolor, Protección Civil, Ministerios de Hábitat y Vivienda y de Ecosocialismo y muchos más que, en conjunto, puedan dar respuesta a tantas personas que merecen una mejor calidad de vida. De momento, entran en la agenda de la alcaldesa, quien de la mano de consejos comunales y voceros de los vecinos, acordaron iniciar inspecciones y otras actividades in situ, mientras se concretan proyectos que serán canalizados por la primer autoridad del municipio ante la gobernación y otros entes públicos regionales y nacionales.

Vuelven las calcomanías aquéllas

Vehículo sancionado con calcomania en Barrio Obrero, San Cristóbal

Hace muchos años, un conocido locutor formó una alharaca de marca mayor en la plaza Bolívar de San Cristóbal porque un fiscal de tránsito, de esos de antes, le estampó en el parabrisas de su automóvil una enorme calcomanía que decía bien grandote “Infractor. Vehículo mal estacionado”. Y resulta que el hombre del vozarrón, ancla matutino de una conocida emisora de estilo juvenil, no sólo estaba mal estacionado, sino también era mal criado. Y fue tanta la rabia, que en señal de protesta trepó a la estatua del Libertador Simón Bolívar. Exigía que el funcionario que había colocado el papel en su carro lo retirara. El improvisado reality show se transmitió en vivo. El locutor acaparó la mayor audiencia de su trayectoria profesional. Y el brollo se regó rápidamente a través de distintas emisoras existentes en el momento. “Qué falta de respeto”, decían unos. “Cómo le van a hacer eso”, “se pasaron”, “bien merecido lo tiene”, “quién se cree que es”, “por abusador”, eran sólo algunas de las expresiones que se escuchaban entre el gentío que prontamente formó una enorme concentración humana en la plaza Bolívar, para enterarse del escándalo del famoso locutor que se subió al monumento ecuestre del Libertador para protestar.

Pues resulta que el fiscal de tránsito que realizó el procedimiento se negó a retirar la calcomanía del parabrisas del influyente comunicador de la época, convertido ahora en infractor. Sus jefes llegaron al lugar, gobernantes y políticos de la época intercedían y gestionaban para que el escándalo acabara. Presionaron al fiscal. Sus supervisores inmediatos lo exhortaron a que cumpliera lo que ya era una orden, y el indignado vigilante no lo hizo. Finalmente los oficiales de Tránsito que se habían presentado en el lugar lo hicieron. Compraron una soda, que era la fórmula mágica que se aplicaba para retirar la calcomanía sin mayor esfuerzo y sin rayar el vidrio. Y sólo e ese momento el manifestante descendió victorioso del monumento ecuestre del Libertador.

¿Ya saben quién era el famoso locutor?

Luis Padilla Niño




 

 

 


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