¿Inminente reapertura de frontera? ¿Quién garantiza los controles de bioseguridad para contener la propagación de la pandemia?


Un anuncio hecho recientemente por el diputado tachirense y representante del Ejecutivo Nacional, Freddy Bernal, reavivó las expectativas de una posible reapertura de los pasos fronterizos formales que unen al estado Táchira con el departamento colombiano de Norte de Santander.

Pese al escepticismo de quienes consideran que la noticia divulgada por el “protector del Táchira”, quien además es candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela a la gobernación de la entidad, no es más que una estrategia de campaña que busca cautivar y atraer electoralmente a quienes desde hace años piden a gritos la reanudación del tránsito de personas y del intercambio comercial, también existen indicios de que, ciertamente, hay una negociación en marcha con autoridades del vecino país.

Del lado colombiano, uno de los voceros más activos en la conducción del tema, es Carlos Luna, director de la Cámara de Comercio de Cúcuta y presidente del Comité Intergremial del sector productivo de esa región, quien en apariciones públicas ha confirmado que, efectivamente, delegados del gobierno de Iván Duque y del Ejecutivo venezolano, se han venido reuniendo para evaluar la propuesta, que ha sido engavetada en más de una oportunidad pese a la enorme presión existente para la liberación del tránsito por los puentes internacionales Simón Bolívar (San Antonio), Francisco de Paula Santander (Ureña) y Unión (Boca de Grita).

¿Quién garantiza que escenarios como éste no se repetirán en la zona comercial de La Parada (Villa del Rosario)?

Al medio La Opinión de Cúcuta, Luna declaró que “hay una expectativa muy grande con este encuentro que ha sido anunciado por Freddy Bernal, y esperamos que en esta ocasión se logre un acuerdo que permita poco a poco ir dando una apertura y que de manera gradual se reactiven los diversos negocios, todo esto guardando los diferentes protocolos de bioseguridad que han sido establecidos para este proceso en los puentes internacionales”.

No se vistan que no van, o ¿a la tercera va la vencida?

Del lado venezolano, no es la primera vez que el diputado tachirense y candidato a la gobernación, Freddy Bernal, se muestra muy interesado y activo trabajando en el tema, e incluso hace algunos meses “rebotó” cuando dio como un hecho la reapertura de los puentes y horas después vino la contraorden de Caracas que desautorizaba las gestiones que tenían prácticamente a “a tiro” la reanudación del tránsito de personas por la frontera.

Como ya se ha comentado en otras oportunidades, las negociaciones para reanudar el paso por los puentes fronterizos, es un asunto “de Estado” para ambos gobiernos, que viven eternamente enfrentados en un prolongado toma y dame político que incluso los ha llevado a acusarse mutuamente de organizar y fomentar atentados terroristas e intentos de asesinato de ambos Presidentes.

Unas 35 mil personas solian cruzar  diariamente el puente Simon Bolivar antes del cierre de la frontera

Para Nicolás Maduro, la reapertura de los pasos fronterizos pasa por la necesaria participación de las autoridades de Bogotá y el reconocimiento de su gobierno por parte de Iván Duque. Va más allá de un simple incidente fronterizo que pueda ser gestionado y solucionado por funcionarios de los gobiernos regionales, alcaldías y cámaras empresariales.

¿Y la pandemia, no cuenta?

Mirando el tema desde otra óptica, nos encontramos nuevamente con la preocupación por la disposición y la capacidad que ambos gobiernos puedan tener para adoptar medidas y realizar un esfuerzo verdaderamente serio para evitar que la reanudación del tránsito masivo de personas en ambos sentidos de los puentes, se convierta en un peligroso foco que incremente la propagación de la pandemia de Covid 19.

Antes del cierre oficial de los puentes, sólo por San Antonio del Táchira cruzaban diariamente un promedio de 35 mil personas, quienes apilonadas en impresionantes masas humanas, debían realizar largas filas que terminaban en un embudo del lado colombiano del puente, donde las autoridades migratorias y policiales requerían a cada persona documentos como la Tarjeta de Migración Fronteriza (TMF) y su cédula de identidad.

Actualmente, la presencia de la variante Delta del Covid-19 en ambos países y el reciente anuncio del descubrimiento en territorio colombiano de la nueva y peligrosa variante “Mu”, que representa un riesgo de “escape inmunitario” o “resistencia a las vacunas”, genera una importante alarma por las enormes concentraciones humanas, sin ningún tipo de distanciamiento, que con toda seguridad se formarán no sólo en los puentes internacionales, sino también en las zonas comerciales de Norte de Santander y en las unidades de transporte público, entre otros posibles focos de altísimo riesgo.

Así transcurre un día cualquiera en las zonas comerciales de Cúcuta y de Villa del Rosario con la presencia masiva de venezolanos


Interrogantes:

Ante la posible reanudación del intercambio comercial y tránsito de personas hacia Colombia, surgen las siguientes interrogantes:

¿Hasta qué punto pueden resultar eficaces los controles preventivos que serían aplicados a las miles de personas que por múltiples razones necesitan pasar a Cúcuta y a otros municipios de Norte de Santander y del resto de Colombia?

 ¿Hay garantías de que una operación de control masivo de personas de esta naturaleza sería cumplida rigurosamente por las autoridades que se encarguen de aplicarlas y no habrá “atajos” o trucos que posibiliten evadirlas?

¿Qué tipo de controles de distanciamiento y bioseguridad serán aplicados y dónde? ¿Quién contratará y pagará los salarios de miles de personas que se necesitarían para aplicarlos?

 Además de los controles que se adopten en los puentes y puntos de entrada, si los llegase a haber, ¿de qué manera participarán los comerciantes e instituciones colombianas que recibirán diariamente a miles de visitantes desde Venezuela para evitar la propagación masiva del Covid 19 y de sus nuevas variantes?

 ¿Se aplicarán medidas de distanciamiento y bioseguridad en las unidades de transporte público de ambos países que movilizarán a miles de personas diariamente hacia la línea fronteriza? ¿Cuáles serán? ¿Quién las realizará?

 ¿Si la frontera es reabierta, se acaba el paso de miles de personas por las trochas? ¿Esta vez sí habrá coordinación conjunta de las autoridades de ambos países para acabar con este esquema ilícito de tránsito de personas y mercaderías?

 ¿Están en capacidad las autoridades colombianas y venezolanas, así como todas las instituciones y gremios involucrados en la reapertura de la frontera, de garantizar el control sanitario preventivo de cada una de las miles de personas que, una vez se dé el libre paso, inicien la estampida hacia el vecino país? ¿Quién financiará todas las medidas que se adopten, si es que llegan a existir?





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